miércoles, 30 de junio de 2010

Creando el sueño.

Tenía la responsabilidad de ser el mejor artesano, cada una de sus obras debía superar a la anterior, sin excusas, sin dudas. Sus obras destilaban vida, estaban destinadas a la admiración, cada golpe de cincel era perfecto, estaba obligado a que fuera perfecto.


Imaginaba, decidía, se anticipaba a las figuras, las soñaba, tallaba, esculpía, daba vueltas, pensaba, aprendía en cada golpe, disfrutaba con la creación, vivía en el taller, sin dormir. Solo el propio sueño acudía a veces a buscarlo y a luchar con sus ganas de crear, batallaban uno con otro hasta que caía rendido, prisionero de la implacable condición de la vida.
Imaginó así como vencer al sueño, viendo su cara y plasmándola en la piedra, dejando que viniera a buscarle y luchando, para observarle, para ganar la partida. Esculpió el sueño, el último sueño, la última obra, la última batalla, aquella ganada para no despertar.


viernes, 18 de junio de 2010

Vida y milagros...


Hace ya tiempo que aquí nadie cree en los milagros, si la tierra detiene su giro es porque simplemente se ha parado, si el cerezo da limones es biodiversidad, si nuestro alcalde ciego recupera la visión son cosas de la política, si el sol se pone por el norte está jugando al escondite. Todo es normal en la aldea donde yo vivo, un lugar pequeño en el que no hay vecinos, todos somos amigos.

Milagro debe ser vivir fuera de aquí, en las grandes ciudades, porque vivir no es solo subsistir, vivir es sentir que se disfruta cada instante.

martes, 8 de junio de 2010

Elementos.


Una islita sobre reflejos del día,
una roca sobre aguas vivas,
verde hoja como naufrago en la isla,
agarrada humedad a la piedra,
temerosa de un viaje desconocido.
Suéltate hojita, navega.

miércoles, 2 de junio de 2010

Cena para tres.



La cena se enfriaba en la mesa y los tres comensales miraban desganados la flor del centro, los tres con la mirada perdida, ausente del mundo. Pablo esperaba que su mujer y su mejor amigo, comenzaran a degustar las delicias que había preparado para la ocasión. Durante el vino anterior habían estado muy habladores ambos y ahora callaban, quizá no les gustaba la presentación de los platos, quizá callaban porque se sentían culpables, por el remordimiento de tener una aventura durante un año sin habérselo comentado. Quizá se lo iban a comentar hoy.
No debería haber puesto veneno en el vino, mejor hubiera sido en el café.